Las compras en el exterior caracterizan uno de los años más activos del sector
El sector constructor ha multiplicado por tres su endeudamiento en el 2006, debido en buena parte a su desembarco en las empresas de energía y a las compras en el exterior. Entre las cinco grandes (Ferrovial, Acciona, ACS, Sacyr y FCC) pidieron prestados a bancos y cajas 52.000 millones de euros.
Las grandes constructoras españolas protagonizaron en el 2006 uno de sus ejercicios más activos, aunque para ello han tenido que tirar mucho de la chequera. En concreto, el desembarco en el sector energético, los nuevos proyectos y las compras de nueve empresas - casi todas fuera de España- las han obligado a pedir prestados 52.000 millones de euros.
De este modo, la deuda conjunta de Ferrovial, Acciona, ACS, FCC y Sacyr se multiplicó por más de tres el año pasado, hasta los 74.382,4 millones de euros, según los datos remitidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La aventura energética ha sido la más cara, pues ha supuesto un endeudamiento de 18.854 millones para los tres grupos implicados en la guerra del kilovatio: Sacyr, que entró en Repsol; ACS, que desembarcó en Iberdrola y apuntaló su posición en Unión Fenosa, y Acciona, que lideró la esperanza de conservar una Endesa española al hacerse con el 20,3% del capital.
La constructora propiedad de la familia Entrecanales ha sido la que más ha tenido que desembolsar hasta el momento por su peripecia energética: 7.303 millones de euros. Relativamente cerca le sigue Sacyr, presidida por Luis del Rivero, con una inversión de 6.526 millones para alcanzar el 20% de Repsol. El tercer actor del ladrillo que movió ficha el año pasado en el tablero energético fue ACS. La constructora presidida por Florentino Pérez se hizo oficialmente con el 10% de Iberdrola y elevó su presencia en Unión Fenosa hasta el 40,5% del capital, con vistas a una potencial fusión entre ambas compañías y con ello crear el campeón español de la energía. Esas apuestas le supusieron un desembolso de 5.025 millones.
Además de invertir en kilovatios, los pesos pesados del sector constructor apostaron fuerte por crecer en actividades más ligadas, en principio, a su negocio tradicional. FCC y Ferrovial fueron los dos únicos pesos pesados que prefirieron mantenerse al margen de esta guerra energética, aunque con fuertes inversiones para diversificarse.
La compra estrella la protagonizó Ferrovial al hacerse con el mayor gestor de aeropuertos del mundo, el británico BAA. Por su parte, el grupo FCC, controlado por Esther Koplowitz, adquirió nada menos que seis empresas, de las que cuatro fueron en el extranjero: West Recycling en Reino Unido, ASA en Polonia, Alpine en Austria y SmVAK en la República Checa. Cementos Lemona y la cementera catalana Uniland también pasaron a pertenecer al grupo constructor el año pasado.
Sacyr también se hizo con un 32% del grupo francés Eiffage, que supuso un desembolso de 1.780 millones de euros, o la concesionaria Europistas por 966,6 millones de euros. Por su parte, Acciona no sólo se hizo con el control del 20,3% de Endesa, sino que también adquirió Cesa y Pridesa. Uno de los sectores que más atrajeron también al triunvirato formado por Acciona, ACS y Sacyr fue el de las energías renovables.
Todas estas operaciones han hecho saltar las alarmas en el Banco de España, que ha advertido a las entidades financieras del elevado crédito a constructores y promotores. Por otro lado, los analistas también alertan de que los grandes grupos se han endeudado para tomar participaciones con cierto riesgo, como son los paquetes accionariales en las eléctricas, sometidos a las fluctuaciones de los mercados bursátiles. Según Fortis, el grupo de Luis del Rivero es el que se encuentra en una posición más delicada, ya que su endeudamiento supone 15 veces su beneficio bruto de explotación (ebitda). "Además, no está claro qué sinergias pueden extraer de Repsol, cuyos resultados pueden ser muy volátiles y cuya presencia internacional difiere de la de Sacyr", señalan en otra casa.
Las grandes constructoras españolas protagonizaron en el 2006 uno de sus ejercicios más activos, aunque para ello han tenido que tirar mucho de la chequera. En concreto, el desembarco en el sector energético, los nuevos proyectos y las compras de nueve empresas - casi todas fuera de España- las han obligado a pedir prestados 52.000 millones de euros.
De este modo, la deuda conjunta de Ferrovial, Acciona, ACS, FCC y Sacyr se multiplicó por más de tres el año pasado, hasta los 74.382,4 millones de euros, según los datos remitidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La aventura energética ha sido la más cara, pues ha supuesto un endeudamiento de 18.854 millones para los tres grupos implicados en la guerra del kilovatio: Sacyr, que entró en Repsol; ACS, que desembarcó en Iberdrola y apuntaló su posición en Unión Fenosa, y Acciona, que lideró la esperanza de conservar una Endesa española al hacerse con el 20,3% del capital.
La constructora propiedad de la familia Entrecanales ha sido la que más ha tenido que desembolsar hasta el momento por su peripecia energética: 7.303 millones de euros. Relativamente cerca le sigue Sacyr, presidida por Luis del Rivero, con una inversión de 6.526 millones para alcanzar el 20% de Repsol. El tercer actor del ladrillo que movió ficha el año pasado en el tablero energético fue ACS. La constructora presidida por Florentino Pérez se hizo oficialmente con el 10% de Iberdrola y elevó su presencia en Unión Fenosa hasta el 40,5% del capital, con vistas a una potencial fusión entre ambas compañías y con ello crear el campeón español de la energía. Esas apuestas le supusieron un desembolso de 5.025 millones.
Además de invertir en kilovatios, los pesos pesados del sector constructor apostaron fuerte por crecer en actividades más ligadas, en principio, a su negocio tradicional. FCC y Ferrovial fueron los dos únicos pesos pesados que prefirieron mantenerse al margen de esta guerra energética, aunque con fuertes inversiones para diversificarse.
La compra estrella la protagonizó Ferrovial al hacerse con el mayor gestor de aeropuertos del mundo, el británico BAA. Por su parte, el grupo FCC, controlado por Esther Koplowitz, adquirió nada menos que seis empresas, de las que cuatro fueron en el extranjero: West Recycling en Reino Unido, ASA en Polonia, Alpine en Austria y SmVAK en la República Checa. Cementos Lemona y la cementera catalana Uniland también pasaron a pertenecer al grupo constructor el año pasado.
Sacyr también se hizo con un 32% del grupo francés Eiffage, que supuso un desembolso de 1.780 millones de euros, o la concesionaria Europistas por 966,6 millones de euros. Por su parte, Acciona no sólo se hizo con el control del 20,3% de Endesa, sino que también adquirió Cesa y Pridesa. Uno de los sectores que más atrajeron también al triunvirato formado por Acciona, ACS y Sacyr fue el de las energías renovables.
Todas estas operaciones han hecho saltar las alarmas en el Banco de España, que ha advertido a las entidades financieras del elevado crédito a constructores y promotores. Por otro lado, los analistas también alertan de que los grandes grupos se han endeudado para tomar participaciones con cierto riesgo, como son los paquetes accionariales en las eléctricas, sometidos a las fluctuaciones de los mercados bursátiles. Según Fortis, el grupo de Luis del Rivero es el que se encuentra en una posición más delicada, ya que su endeudamiento supone 15 veces su beneficio bruto de explotación (ebitda). "Además, no está claro qué sinergias pueden extraer de Repsol, cuyos resultados pueden ser muy volátiles y cuya presencia internacional difiere de la de Sacyr", señalan en otra casa.
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