Del presidente del Santander, Emilio Botín, se saben con certeza, al menos dos cosas: que no desea participaciones industriales y que no deja pasar una sola oportunidad de hacer negocio. Por la primera razón ha vendido, entre otras, las participaciones en Unión Fenosa, Antena 3, Airtel (donde conoció lo que da de sí Sánchez Galán), Auna, Vallehermoso y Dragados. Y por la segunda razón ha financiado en los últimos meses las entradas de los señores del ladrillo en el sector energético, así como operaciones -en un segundo nivel- de E.ON, Endesa y Gas Natural.
En el apoyo a los constructores (Sacyr en Repsol YPF y Entrecanales en Endesa) ha habido una excepción. Botín no financió a ACS en su compra del 12,4% de Iberdrola. Lo hizo su rival, el BBVA. Y eso que la relación del presidente del Santander con el presidente de ACS, Florentino Pérez, había conocido momentos intensos. Porque fue el Santander el que vendió a ACS su participación en Unión Fenosa (24,5%) hace dos años, abriéndole la puerta del sector energético.
La entrada del Santander en Iberdrola, con un 1,34% (un 1% de forma directa valorado en 300 millones y el resto de los departamentos de tesorería de Banesto, el propio banco y compañías de seguros del grupo), se interpretó inmediatamente ayer como una nueva jugada del banquero cántabro para aprovechar el negocio que puede suponer la integración de Iberdrola con la compañía escocesa Scottish Power.
El Santander es dueño del banco británico Abbey (cuya gestora de fondos tienen participaciones en Scottish Power, aunque con otro carácter) y, a través del mismo, se le abre una buena oportunidad de hacer lo que mejor sabe: financiar operaciones empresariales que pueden dejar jugosos réditos en moneda fuerte, incluida la libra. Botín, que más de una vez ha citado las máximas guerreras del general chino de la antigüedad Sun Tzu, ha tardado pocas semanas en ocupar el campo dejado en Iberdrola por su competidor BBVA. Éste ha vendido el 5% de la compañía de Sánchez Galán para acumular plusvalías (1.500 millones de euros) y hacer frente a la compra del banco estadounidense Compass Bancshares.
Ocupar huecos
Tras la salida del BBVA, queda otra gran entidad en el capital de Iberdrola, la caja vasca BBK (9,97%). Pero la dimensión de ésta como posible gran financiadora de los planes de la nueva Iberdrola-Scottish no alcanza al Santander de Emilio Botín.
Fuentes del banco explicaron ayer que la participación tomada en Iberdrola es financiera. Sin afán de participar o influir en la gestión. Por parte de Iberdrola, la entrada de un nuevo accionista se saludó oficialmente con la ya tradicional bienvenida. Como lo ha hecho en las últimas semanas con las nuevas participaciones del 12,4% de ACS; del 2,9% de Alicia Koplowitz y del 1,25% del empresario Nicolás Osuna. Para Iberdrola, la inversión del Santander es una confirmación de que el primer banco del país cree en la operación de integración de Iberdrola y Scottish.
Con el porcentaje del Santander, el presidente de Iberdrola conoce en qué manos está al menos el 40% del accionariado. Toda una vacuna ante posibles operaciones hostiles. Claro que en ese 40% se cuenta el 12,4% de ACS que no es una participación hostil pero que no oculta sus deseos de encender una gran traca en el sector energético con el anuncio de fusión de Unión Fenosa e Iberdrola. Tal posibilidad no agrada a Sánchez Galán.
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