ESPAÑA: La opción nuclear, a debate


La 'energía del átomo' suma cada vez más partidarios ante el encarecimiento de la electricidad y la conveniencia de reducir la dependencia energética exterior.

El ex presidente del Gobierno Felipe González ha sido el abanderado, y hasta ahora el máximo exponente, del giro respecto a la energía nuclear que se 'cuece' en el PSOE. Hace poco más de un mes, defendió públicamente la necesidad de «replantearse seriamente» la moratoria en la construcción de nuevas centrales de este tipo que él mismo aprobó en España en 1984.

«Yo tomé esa decisión por dos razones: la seguridad y el agobio y la sobrerresponsabilidad» que suponía la imposibilidad de eliminar los residuos radiactivos», explicó Felipe González el pasado 20 de octubre en una asamblea del Club de Madrid, que reúne a ex jefes de Estado y de Gobierno. «Pero esas circunstancias -añadió- han cambiado con el paso del tiempo: la seguridad en las centrales ha mejorado gracias a los avances tecnológicos, y también la gestión de los residuos. En consecuencia, «deberíamos replantear» aquella medida, apuntó.

El ex presidente del Gobierno enmarcó esa postura en un escenario en el que considera «inevitable» una crisis de la oferta energética en el plazo de diez años. Además, subrayó que el control de las fuentes de suministro se ha convertido en un arma política y estratégica de primer orden en el panorama internacional. En otros foros ya había advertido previamente de que el fuerte aumento del consumo -empujado por potencias emergentes como China- puede generar problemas de abastecimiento y disparar los precios hasta niveles insospechados. La alternativa, dadas las limitaciones de las energías alternativas, puede ser la nuclear, vino a insinuar.

Apuesta de las Cámaras

A las reflexiones de González se han ido uniendo en el último año las voces de expertos, personajes e instituciones de la vida política, social y económica del país, lo que hace presagiar que el debate nuclear se va a reabrir. No obstante, la mayoría coincide en que no habrá ningún movimiento relevante hasta después de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2007.

La alternativa nuclear exige un elevado grado de consenso político y social y cada vez tiene más defensores. La semana pasada el Consejo Superior de Cámaras de Comercio se mostraba partidario de prolongar la vida útil de las centrales nucleares en funcionamiento y abogaba por construir nuevas instalaciones para garantizar el suministro eléctrico en España, según avanzó su presidente, Javier Gómez Navarro. Las Cámaras recomiendan que el Gobierno y los partidos suscriban un pacto de Estado por la energía y reabran el debate nuclear para que los ciudadanos tomen sus decisiones desde el conocimiento de la realidad.

También el secretario estatal de UGT, Cándido Méndez, hizo la pasada semana, en Bilbao, una apuesta clara por la opción nuclear. El sindicato considera que las centrales que cierren en el futuro, al cumplir su vida útil, deberían ser reemplazadas por otras «modernas, con muchas más medidas de seguridad», para mantener el peso de esa tecnología en la producción del sector.

Los dirigentes de UGT han pedido al Gobierno la creación de una mesa para abrir «un debate desapasionado y sereno» sobre cómo garantizar el abastecimiento y reducir la dependencia exterior.

Pros y contras

En Asturias, los representantes políticos, empresariales y sindicales también se han venido posicionando en los últimos meses. El secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Javier Fernández, asegura que, dado el aumento de la demanda energética y su encarecimiento progresivo, «el debate está abierto para el conjunto de las energías y, por tanto, la opción nuclear también estará en ese debate, que debe hacerse sin ocultar nada». En este contexto, recuerda los pros y contras de la 'energía del átomo'. A su juicio, las centrales «son plantas eficientes desde el punto de vista del funcionamiento y no contaminan», pero el problema que presentan «son los residuos y un rechazo social muy amplio».

El presidente de la patronal asturiana, Severino García Vigón, se muestra mucho más explícito en cuanto al uso de la energía nuclear. Advierte de que, de no apostar por ella, el Protocolo de Kioto terminará por colocar a España en «una clara desventaja» con otros países como Francia que, con su apuesta por la energía nuclear, disponen de un remanente de derechos de emisión al que tendrán que acudir las eléctricas españolas.

Hace ya año y medio, en plena negociación del plan del carbón, la Federación Minerometalúrgica de CC OO y la FIA-UGT presentaron una propuesta conjunta al Ejecutivo en la que avisaban de las «incertidumbres hacia el futuro energético» y de «los legados a nuestros descendientes de difícil control» que supondría ampliar la generación de energía nuclear en el país. «Significaría -afirmaban- una hipoteca hacia el futuro que no responde a los principios de un desarrollo sostenible».

SOMA y CC OO sostenían que el incremento de esta energía «conlleva una apuesta política de alto riesgo».

Recientemente, la responsable de Energía de la FM de CC OO, Blanca María Colorado, declaró en una entrevista a EL COMERCIO que su organización «está a favor de que se reabra el debate, ya que todas las fuentes energéticas son necesarias dentro de un límite». No obstante, en su opinión, «hasta que no se celebren las elecciones no saldrá nada en claro».
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