Por: Víctor Wilches
El presente análisis busca contribuir al debate sobre las relaciones entre Rusia y China en el mundo de hoy, centrándose en lo que ha venido aconteciendo entre estos dos poderes, en este nuevo siglo. La primera parte, a manera de introducción, versa sobre la última Cumbre de los dos países; la segunda, tercera y cuarta es un análisis prospectivo sobre las relaciones ruso-chinas, tomadas del libro: “Rusia y China: Una Posible Alianza. ¿Existen Factores Objetivos para una ‘Nueva Guerra Fría’?”.[1] (Abril 2006)
Introducción
Los efectos de la trascendental cumbre realizada en el mes de marzo en Pekín entre Rusia y China, enmarcada en la Asociación Estratégica de Coordinación firmado por los dos países en 1996, ha permitido que el tratado bilateral entre en una nueva fase, por un lado, estrecha y mejora sus mutuas relaciones, y por otro, permite que cada vez vaya tomando mayor cuerpo y solidez el ‘eje’ o ‘alianza’ que se viene gestando entre los dos países. Alianza a la que el ministro de relaciones exteriores ruso, Sergei Lavrov, se refiere, afirmando que “esta estratégica asociación es irreversible”. Hecho que de por sí, puede alterar en el inmediato futuro la geopolítica tanto del Asia como del mundo entero.
La Cooperación entre los dos Estados es tan importante que el presidente ruso, Vladimir Putin, viajó a su encuentro con el presidente chino, Hu Jintao, acompañado por una delegación de 800 asesores y empresarios en diferentes áreas para firmar los 22 acuerdos.
Los acuerdos van desde las áreas militar, económica, comerciales, incluyendo los energéticos; pero los acuerdos que realmente están propiciando un verdadero giro estratégico a nivel mundial, son aquellos que se remiten al campo de: a) el militar, b), los energéticos – petróleo, gas, carbón y nuclear-, y c) a una mayor unificación común de las políticas en los foros internacionales que se orientan a constituir un mundo multipolar.
Entre las materias en el ámbito de la política regional e internacional se encuentran dos importantes temas en la declaración conjunta firmada por las partes, Rusia “continuará adherida la ‘política de una sola China’ y reconoce a la República Popular de China como el único gobierno legítimo… y Taiwán como una parte inalienable del territorio de China” (China View, 21-03-2006). Así mismo, Rusia se opone a que Taiwán se adhiera a las Naciones Unidas o a otra organización internacional ya que sólo naciones soberanas pueden hacerlo, tampoco venderá armamento militar a Taiwán; igualmente, “Rusia reconoce la Región Autónoma del Tíbet como parte inalienable de China”.
A su vez, la declaración “crea una íntima cooperación para resolver los temas de Irán y de Corea del Norte, en donde Moscú y Pekín se comprometen a presionar ante los organismos internacionales para no la no-proliferación de armas nucleares”; esto no es otra cosa que, buscar la solución de los conflictos por la vía pacífica, con apego al derecho internacional y producto de acuerdos multilaterales. En cuanto al tema de Irán, que sea la Agencia Internacional de la Energía Atómica –AIEA-, la que resuelva el caso, oponiéndose tajantemente a que Irán sea sancionado económica o militarmente. En el caso de Corea del Norte, impulsan y respaldan la ‘mesa de conversaciones a seis bandas’ (Rusia, China, Japón, Corea del Norte, Corea del Sur y EE.UU.). Además, los dos países abogan por la “reanudación de las negociaciones entre Palestina e Israel para establecer el Estado de Palestina”; y en cuanto al tema de proliferación y carrera armamentista espacial, están preparando un documento que se expresa sobre ello.
Entre los acuerdos está la exitosa la delimitación de “sus disputas limítrofes, fronteras comunes de más de 4300 kilómetros que Rusia y China comparten, que fueron materia de litigio durante los últimos cuarenta años” (Xinhuanet, 21-03-2006). Además, se comprometen a continuar con su desmilitarización.
De los “22 acuerdos firmados, dos terceras partes están relacionados con la cooperación económica y comercial. Lo que dará un favorable vuelco a los lazos económicos y comerciales rusos-chinos”. Esas relaciones comerciales bilaterales entre los dos países fueron en “2005 de US $29.1 mil millones de dólares, significando un aumento del 37% para las dos partes” teniendo como meta “que estas relaciones comerciales lleguen entre los 60 mil a los 80 mil millones de dólares en el 2010”, en la misma medida que los dos países favorezcan sus intercambios comerciales multifacéticos y de cooperación (Xinhuanet, 22-03-2006).
Además, de estos acuerdos, Sergei Lavrov afirmó que: “las dos partes firmaron y acordaron, fortalecer, expandir y continuar la cooperación bilateral en campos de la aviación civil, exploración espacial, agricultura, anti-terrorismo, y servicios laborales”. Pero el hito lo marcaron los acuerdos energéticos firmados: hidrocarburos -petróleo y gas, y en energía nuclear.
La trascendencia que tienen estos acuerdos energéticos viene dada por la vital importancia que tienen los hidrocarburos en este nuevo siglo, fundamentalmente el gas en los años venideros.
Un abastecimiento seguro a mediano y largo plazo, garantiza que los Estados no sufran en el futuro crisis de crecimiento económico, industrial, comercial. Por ello, vemos hoy cómo los Estados industrializados, ya sea a través de acuerdos energéticos o comerciales o través de imposiciones y desestabilizaciones políticas o, a través de la agresión militar directa, se están haciendo a estos valiosos recursos. El ejemplo típico es la guerra e invasión contra Irak por parte de EE.UU., secundado por el Reino Unido, y pese al fracaso, a los elevados costos a todo nivel de la aventura bélica y a la derrota militar que está sufriendo Washington, ahora intenta una nueva agresión contra Irán para hacerse a los inmensos recursos de petróleo y de gas que posee este país.
No en vano, a la vez que el nuevo trazado de los oleoductos y gasoductos van creando una red de conexiones, fundamentalmente en el Asia y el Oriente Medio, también construyen una intrincada telaraña de vínculos, relaciones y alianzas geopolíticamente estratégicas que están configurando el nuevo orden internacional.
Rusia, con sus inmensas riquezas de petróleo y gas, se está convirtiendo en el principal actor político a nivel regional y mundial, debido a la forma de cómo está maximizando sus recursos energéticos de acuerdo a sus intereses estratégicos. En 2002, Rusia, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán, firmaron un acuerdo sobre cooperación en la esfera del gas; este acuerdo le brindó a Rusia el poder de control sobre las reservas mundiales, ya que la Comunidad de Estados Independientes (CEI [2]), actualmente posee algo más del 40% de las reservas mundiales y, virtualmente todos los gasoductos de la CEI atraviesan el territorio ruso.[3]
En la cumbre, Moscú y Pekín, acordaron la construcción de dos nuevos gasoductos, entre la compañía rusa Gazprom y la China Nacional Petroleum Corporation (CNPC) que van desde la zona este de Siberia a China. Rusia suministraría a China de 30 a 40 mil millones de metros cúbicos de gas natural, el costo de estos gasoductos será de US $10 mil millones de dólares.
Así mismo, la compañía china (CNPC) y la firma rusa Tansneft acordaron un estudio de factibilidad conjunto para darle impulso al oleoducto que va a China, su valor aproximado es de US $11.5 mil millones. Este oleoducto iría desde el Este de Siberia al terminal de Nakhodka en el Océano Pacifico, estimándose su terminación para el 2008, dicho proyecto ha sufrido cambios en su trazado debido a que Japón asumió el compromiso de pagar el costo total, obligando a que éste no vaya directamente hacia China como se había planeado inicialmente, sino que, sea un ramal desprendido desde Skovorodino en Rusia, a la frontera con China; esto va acompañado de otro convenio para refinar la venta de productos petrolíferos por parte de la compañía rusa en China (Rian Novosti, 23-03-2006).
Moscú, además, construirá dos plantas de poder nuclear con tecnología rusa en China, una primera planta generará electricidad en lo inmediato. “Esta primera unidad será la más avanzada del mundo” afirmó Alexander Krykov, vocero del monopolio ruso Atomstroiexport y, la segunda, entrará en funcionamiento en el 2007 (Rian Novosti, 23-03-2006).
Todos estos enormes movimientos están fraguando una sólida alianza entre Rusia y China, iniciada hace más de una década con la Asociación Estratégica de Coordinación 1996, ampliada en el año 2001 con el Tratado de Amistad y Cooperación y Buena Vecindad, que como bien lo expresó Hu Jintao: “son pasos importantes de los dos países para profundizar la amistad, mejorar la cooperación y promover la asociación estratégica de cooperación entre las dos naciones”, (China Daily, 21-03-2006).
Los dos países encuentran en sus intereses vitales el mejoramiento de sus relaciones, a la vez que Rusia logra garantizar un aliado estratégicamente importante con quien compartir sus grandes recursos energéticos. Por su parte, China asegura, garantiza y obtiene a largo plazo, el suministro de petróleo y gas; esto hace que la relación se realce y se manifieste más profundamente con sus políticas estratégicas en la Organización de Cooperación de Shangai (Rusia, China, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán), con el fortalecimiento de sus relaciones militares, el mejoramiento en la relaciones comerciales, y por supuesto, en los substanciales compromisos energéticos, y a la vez, una mayor similitud en sus posturas diplomáticas a nivel internacional.
A la par que se vienen dando estos desarrollos en el continente asiático, EE.UU. ha implementado una serie movimientos, tratando de evitar que otros de los grandes poderes de este continente –el caso de India- establezcan relaciones estrechas tanto con Moscú como con Pekín.
Para Washington, su verdadero rival es China, por ello, está tratando de crearle cercos e impedimentos, tal como fue la reciente visita del presidente de EE.UU., George Bush, a su homologo de India, Manmohan Singh, donde acordó que le entregaría material nuclear, no siendo otra cosa que una jugada de Washington para alejar a Nueva Delhi de Moscú y Pekín.
En la “Estrategia de Seguridad Nacional 2006” (www.whitehouse.gov), la Casa Blanca hace referencia explícita a Rusia y a China, pero fundamentalmente a esta última, señalando: “China no debe actuar como si pudiera acaparar los recursos energéticos” o “tratar de manejar los mercados, en lugar de abrirlos”. Además, según Bill Gertz en el diario The Washington Times de 18-03-2006, afirma que: “el Pentágono está movilizando aviones bombarderos, portaviones y submarinos para la isla Guam en el pacífico, como parte de un nuevo ‘cerco’ estratégico con la intención de prepararse para un conflicto con China…”, “Peter Rodean, asistente del secretario de defensa para asuntos de seguridad, sentencia: esto es “la respuesta al surgimiento de la amenaza militar de China y que hace parte de la Estrategia Nacional de Seguridad 2006 de la Casa Blanca”.
En cuanto a la oferta nuclear hecha por Bush a la India, –sin importarle que la política de la AIEA vuele por los aires-. El proceso de esta ofrecimiento tiene un largo recorrido y diferentes oponentes al interior de Estados Unidos; por esto, Rusia se movió rápidamente, dado que las necesidades energéticas de Nueva Delhi son acuciantes; Moscú ya comenzó a hacer entrega de uranio empobrecido para la planta de poder nuclear de Tarapur, y entregará 50 toneladas de material nuclear para los generadores Tarapur 1 y 2, que serán suficientes hasta el 2012 (The Hindu, 30-03-2006).
Todos estos cambios que se están precipitando a nivel mundial, son el reajuste internacional de los diferentes actores que aspiran a ser poder a escala regional o mundial. Hecho que a su vez, demuestra que EE.UU. dejó de ser el poder hegemónico global, enfrentado ahora a nuevos rivales y bloques de poder; esta nueva etapa que surgió tras la agresión unilateral de Washington contra Irak y la posterior derrota militar que le viene infligiendo el pueblo iraquí, marca el inicio del nuevo orden internacional en el que se avizora cómo, los nuevos poderes están abogando por un mundo multipolar y multilateral.
En este momento decisivo de las relaciones y de la política internacional hay que tener presente cuatro elementos relevantes, sin que ello nos lleve a descartar ni a dejar de lado otros actores y poderes importantes en el contexto global: 1) EE.UU. no va a permitir fácilmente ni a querer la pérdida de su rol de poder hegemónico, tratando por todos los medios de continuar y implementar sus políticas unilaterales conculcando el derecho internacional y desconociendo a las instituciones multilaterales, adelantando acciones agresivas que comprometan la seguridad y la paz mundial. 2) Rusia y China quizá será la alianza o eje de poder más determinante en ese nuevo orden internacional, este bloque centrará sus esfuerzos en fortalecer su Cooperación Estratégica, la Organización de Cooperación de Shangai y el entorno de influencia político de Rusia -la CEI y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva. 3) La India estará presente como un nuevo poder indiscutible en esta nueva etapa debido a su crecimiento económico, tecnológico y militar. 4) Independientemente de cómo se conformen los diferentes bloques de poder, el escenario de ese nuevo orden internacional es el Continente Asiático.
Via: Continente
Víctor Wilches. Lic. Ciencias Políticas. Investigador del Grupo Interdisciplinario REDALCES-España. viwilches@yahoo.es
Notas:
1.- Wilches, Víctor. “Rusia y China: Una Posible Alianza. ¿Existen Factores Objetivos para una ‘Nueva Guerra Fría’?” GrönMåne Ed. Stockholm, Dic. 2005.
2.-Los miembros de la Comunidad de Estados Independientes son: Rusia, Ucrania, Kazajstán, Bielorrusia, Armenia, Georgia, Azerbaiyán, Kirguizistán, Moldavia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán.
3.- Wilches, Víctor. pg. 91. ob. cit.
El presente análisis busca contribuir al debate sobre las relaciones entre Rusia y China en el mundo de hoy, centrándose en lo que ha venido aconteciendo entre estos dos poderes, en este nuevo siglo. La primera parte, a manera de introducción, versa sobre la última Cumbre de los dos países; la segunda, tercera y cuarta es un análisis prospectivo sobre las relaciones ruso-chinas, tomadas del libro: “Rusia y China: Una Posible Alianza. ¿Existen Factores Objetivos para una ‘Nueva Guerra Fría’?”.[1] (Abril 2006)
Introducción
Los efectos de la trascendental cumbre realizada en el mes de marzo en Pekín entre Rusia y China, enmarcada en la Asociación Estratégica de Coordinación firmado por los dos países en 1996, ha permitido que el tratado bilateral entre en una nueva fase, por un lado, estrecha y mejora sus mutuas relaciones, y por otro, permite que cada vez vaya tomando mayor cuerpo y solidez el ‘eje’ o ‘alianza’ que se viene gestando entre los dos países. Alianza a la que el ministro de relaciones exteriores ruso, Sergei Lavrov, se refiere, afirmando que “esta estratégica asociación es irreversible”. Hecho que de por sí, puede alterar en el inmediato futuro la geopolítica tanto del Asia como del mundo entero.
La Cooperación entre los dos Estados es tan importante que el presidente ruso, Vladimir Putin, viajó a su encuentro con el presidente chino, Hu Jintao, acompañado por una delegación de 800 asesores y empresarios en diferentes áreas para firmar los 22 acuerdos.
Los acuerdos van desde las áreas militar, económica, comerciales, incluyendo los energéticos; pero los acuerdos que realmente están propiciando un verdadero giro estratégico a nivel mundial, son aquellos que se remiten al campo de: a) el militar, b), los energéticos – petróleo, gas, carbón y nuclear-, y c) a una mayor unificación común de las políticas en los foros internacionales que se orientan a constituir un mundo multipolar.
Entre las materias en el ámbito de la política regional e internacional se encuentran dos importantes temas en la declaración conjunta firmada por las partes, Rusia “continuará adherida la ‘política de una sola China’ y reconoce a la República Popular de China como el único gobierno legítimo… y Taiwán como una parte inalienable del territorio de China” (China View, 21-03-2006). Así mismo, Rusia se opone a que Taiwán se adhiera a las Naciones Unidas o a otra organización internacional ya que sólo naciones soberanas pueden hacerlo, tampoco venderá armamento militar a Taiwán; igualmente, “Rusia reconoce la Región Autónoma del Tíbet como parte inalienable de China”.
A su vez, la declaración “crea una íntima cooperación para resolver los temas de Irán y de Corea del Norte, en donde Moscú y Pekín se comprometen a presionar ante los organismos internacionales para no la no-proliferación de armas nucleares”; esto no es otra cosa que, buscar la solución de los conflictos por la vía pacífica, con apego al derecho internacional y producto de acuerdos multilaterales. En cuanto al tema de Irán, que sea la Agencia Internacional de la Energía Atómica –AIEA-, la que resuelva el caso, oponiéndose tajantemente a que Irán sea sancionado económica o militarmente. En el caso de Corea del Norte, impulsan y respaldan la ‘mesa de conversaciones a seis bandas’ (Rusia, China, Japón, Corea del Norte, Corea del Sur y EE.UU.). Además, los dos países abogan por la “reanudación de las negociaciones entre Palestina e Israel para establecer el Estado de Palestina”; y en cuanto al tema de proliferación y carrera armamentista espacial, están preparando un documento que se expresa sobre ello.
Entre los acuerdos está la exitosa la delimitación de “sus disputas limítrofes, fronteras comunes de más de 4300 kilómetros que Rusia y China comparten, que fueron materia de litigio durante los últimos cuarenta años” (Xinhuanet, 21-03-2006). Además, se comprometen a continuar con su desmilitarización.
De los “22 acuerdos firmados, dos terceras partes están relacionados con la cooperación económica y comercial. Lo que dará un favorable vuelco a los lazos económicos y comerciales rusos-chinos”. Esas relaciones comerciales bilaterales entre los dos países fueron en “2005 de US $29.1 mil millones de dólares, significando un aumento del 37% para las dos partes” teniendo como meta “que estas relaciones comerciales lleguen entre los 60 mil a los 80 mil millones de dólares en el 2010”, en la misma medida que los dos países favorezcan sus intercambios comerciales multifacéticos y de cooperación (Xinhuanet, 22-03-2006).
Además, de estos acuerdos, Sergei Lavrov afirmó que: “las dos partes firmaron y acordaron, fortalecer, expandir y continuar la cooperación bilateral en campos de la aviación civil, exploración espacial, agricultura, anti-terrorismo, y servicios laborales”. Pero el hito lo marcaron los acuerdos energéticos firmados: hidrocarburos -petróleo y gas, y en energía nuclear.
La trascendencia que tienen estos acuerdos energéticos viene dada por la vital importancia que tienen los hidrocarburos en este nuevo siglo, fundamentalmente el gas en los años venideros.
Un abastecimiento seguro a mediano y largo plazo, garantiza que los Estados no sufran en el futuro crisis de crecimiento económico, industrial, comercial. Por ello, vemos hoy cómo los Estados industrializados, ya sea a través de acuerdos energéticos o comerciales o través de imposiciones y desestabilizaciones políticas o, a través de la agresión militar directa, se están haciendo a estos valiosos recursos. El ejemplo típico es la guerra e invasión contra Irak por parte de EE.UU., secundado por el Reino Unido, y pese al fracaso, a los elevados costos a todo nivel de la aventura bélica y a la derrota militar que está sufriendo Washington, ahora intenta una nueva agresión contra Irán para hacerse a los inmensos recursos de petróleo y de gas que posee este país.
No en vano, a la vez que el nuevo trazado de los oleoductos y gasoductos van creando una red de conexiones, fundamentalmente en el Asia y el Oriente Medio, también construyen una intrincada telaraña de vínculos, relaciones y alianzas geopolíticamente estratégicas que están configurando el nuevo orden internacional.
Rusia, con sus inmensas riquezas de petróleo y gas, se está convirtiendo en el principal actor político a nivel regional y mundial, debido a la forma de cómo está maximizando sus recursos energéticos de acuerdo a sus intereses estratégicos. En 2002, Rusia, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán, firmaron un acuerdo sobre cooperación en la esfera del gas; este acuerdo le brindó a Rusia el poder de control sobre las reservas mundiales, ya que la Comunidad de Estados Independientes (CEI [2]), actualmente posee algo más del 40% de las reservas mundiales y, virtualmente todos los gasoductos de la CEI atraviesan el territorio ruso.[3]
En la cumbre, Moscú y Pekín, acordaron la construcción de dos nuevos gasoductos, entre la compañía rusa Gazprom y la China Nacional Petroleum Corporation (CNPC) que van desde la zona este de Siberia a China. Rusia suministraría a China de 30 a 40 mil millones de metros cúbicos de gas natural, el costo de estos gasoductos será de US $10 mil millones de dólares.
Así mismo, la compañía china (CNPC) y la firma rusa Tansneft acordaron un estudio de factibilidad conjunto para darle impulso al oleoducto que va a China, su valor aproximado es de US $11.5 mil millones. Este oleoducto iría desde el Este de Siberia al terminal de Nakhodka en el Océano Pacifico, estimándose su terminación para el 2008, dicho proyecto ha sufrido cambios en su trazado debido a que Japón asumió el compromiso de pagar el costo total, obligando a que éste no vaya directamente hacia China como se había planeado inicialmente, sino que, sea un ramal desprendido desde Skovorodino en Rusia, a la frontera con China; esto va acompañado de otro convenio para refinar la venta de productos petrolíferos por parte de la compañía rusa en China (Rian Novosti, 23-03-2006).
Moscú, además, construirá dos plantas de poder nuclear con tecnología rusa en China, una primera planta generará electricidad en lo inmediato. “Esta primera unidad será la más avanzada del mundo” afirmó Alexander Krykov, vocero del monopolio ruso Atomstroiexport y, la segunda, entrará en funcionamiento en el 2007 (Rian Novosti, 23-03-2006).
Todos estos enormes movimientos están fraguando una sólida alianza entre Rusia y China, iniciada hace más de una década con la Asociación Estratégica de Coordinación 1996, ampliada en el año 2001 con el Tratado de Amistad y Cooperación y Buena Vecindad, que como bien lo expresó Hu Jintao: “son pasos importantes de los dos países para profundizar la amistad, mejorar la cooperación y promover la asociación estratégica de cooperación entre las dos naciones”, (China Daily, 21-03-2006).
Los dos países encuentran en sus intereses vitales el mejoramiento de sus relaciones, a la vez que Rusia logra garantizar un aliado estratégicamente importante con quien compartir sus grandes recursos energéticos. Por su parte, China asegura, garantiza y obtiene a largo plazo, el suministro de petróleo y gas; esto hace que la relación se realce y se manifieste más profundamente con sus políticas estratégicas en la Organización de Cooperación de Shangai (Rusia, China, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán), con el fortalecimiento de sus relaciones militares, el mejoramiento en la relaciones comerciales, y por supuesto, en los substanciales compromisos energéticos, y a la vez, una mayor similitud en sus posturas diplomáticas a nivel internacional.
A la par que se vienen dando estos desarrollos en el continente asiático, EE.UU. ha implementado una serie movimientos, tratando de evitar que otros de los grandes poderes de este continente –el caso de India- establezcan relaciones estrechas tanto con Moscú como con Pekín.
Para Washington, su verdadero rival es China, por ello, está tratando de crearle cercos e impedimentos, tal como fue la reciente visita del presidente de EE.UU., George Bush, a su homologo de India, Manmohan Singh, donde acordó que le entregaría material nuclear, no siendo otra cosa que una jugada de Washington para alejar a Nueva Delhi de Moscú y Pekín.
En la “Estrategia de Seguridad Nacional 2006” (www.whitehouse.gov), la Casa Blanca hace referencia explícita a Rusia y a China, pero fundamentalmente a esta última, señalando: “China no debe actuar como si pudiera acaparar los recursos energéticos” o “tratar de manejar los mercados, en lugar de abrirlos”. Además, según Bill Gertz en el diario The Washington Times de 18-03-2006, afirma que: “el Pentágono está movilizando aviones bombarderos, portaviones y submarinos para la isla Guam en el pacífico, como parte de un nuevo ‘cerco’ estratégico con la intención de prepararse para un conflicto con China…”, “Peter Rodean, asistente del secretario de defensa para asuntos de seguridad, sentencia: esto es “la respuesta al surgimiento de la amenaza militar de China y que hace parte de la Estrategia Nacional de Seguridad 2006 de la Casa Blanca”.
En cuanto a la oferta nuclear hecha por Bush a la India, –sin importarle que la política de la AIEA vuele por los aires-. El proceso de esta ofrecimiento tiene un largo recorrido y diferentes oponentes al interior de Estados Unidos; por esto, Rusia se movió rápidamente, dado que las necesidades energéticas de Nueva Delhi son acuciantes; Moscú ya comenzó a hacer entrega de uranio empobrecido para la planta de poder nuclear de Tarapur, y entregará 50 toneladas de material nuclear para los generadores Tarapur 1 y 2, que serán suficientes hasta el 2012 (The Hindu, 30-03-2006).
Todos estos cambios que se están precipitando a nivel mundial, son el reajuste internacional de los diferentes actores que aspiran a ser poder a escala regional o mundial. Hecho que a su vez, demuestra que EE.UU. dejó de ser el poder hegemónico global, enfrentado ahora a nuevos rivales y bloques de poder; esta nueva etapa que surgió tras la agresión unilateral de Washington contra Irak y la posterior derrota militar que le viene infligiendo el pueblo iraquí, marca el inicio del nuevo orden internacional en el que se avizora cómo, los nuevos poderes están abogando por un mundo multipolar y multilateral.
En este momento decisivo de las relaciones y de la política internacional hay que tener presente cuatro elementos relevantes, sin que ello nos lleve a descartar ni a dejar de lado otros actores y poderes importantes en el contexto global: 1) EE.UU. no va a permitir fácilmente ni a querer la pérdida de su rol de poder hegemónico, tratando por todos los medios de continuar y implementar sus políticas unilaterales conculcando el derecho internacional y desconociendo a las instituciones multilaterales, adelantando acciones agresivas que comprometan la seguridad y la paz mundial. 2) Rusia y China quizá será la alianza o eje de poder más determinante en ese nuevo orden internacional, este bloque centrará sus esfuerzos en fortalecer su Cooperación Estratégica, la Organización de Cooperación de Shangai y el entorno de influencia político de Rusia -la CEI y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva. 3) La India estará presente como un nuevo poder indiscutible en esta nueva etapa debido a su crecimiento económico, tecnológico y militar. 4) Independientemente de cómo se conformen los diferentes bloques de poder, el escenario de ese nuevo orden internacional es el Continente Asiático.
Via: Continente
Víctor Wilches. Lic. Ciencias Políticas. Investigador del Grupo Interdisciplinario REDALCES-España. viwilches@yahoo.es
Notas:
1.- Wilches, Víctor. “Rusia y China: Una Posible Alianza. ¿Existen Factores Objetivos para una ‘Nueva Guerra Fría’?” GrönMåne Ed. Stockholm, Dic. 2005.
2.-Los miembros de la Comunidad de Estados Independientes son: Rusia, Ucrania, Kazajstán, Bielorrusia, Armenia, Georgia, Azerbaiyán, Kirguizistán, Moldavia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán.
3.- Wilches, Víctor. pg. 91. ob. cit.
No comments:
Post a Comment