Ha marcado el camino para llegar a España. La irrupción de la italiana Enel, el gigante eléctrico controlado por el Gobierno transalpino, en la puja por Endesa ha supuesto, por defecto, un salvoconducto para el resto de compañías del sector que estuvieran sopesando la posibilidad de invertir en el convulso mercado español del kilovatio.
Aunque fue considerada ilegal por Bruselas, el límite del 3% impuesto a compañías extranjeras con participación pública (Ley Rato, denunciada por la Comisión Europea) ha desaparecido de facto con Enel, que ya posee el 22% de Endesa. Ahora, el resto de gigantes del mercado europeo con aspiraciones de crecer han visto eliminadas las trabas políticas que pueden llegar a rodear cualquier tipo de operación en el sector eléctrico.
“El Gobierno ha renunciado a mantener el veto implícito que existía hacia eléctricas extranjeras semipúblicas con tal de salvar su posición ante la candidatura de E.ON para hacerse con Endesa”, explica un analista del sector. “Parece que no se han dado cuenta de que, a partir de ahora, el mercado español estará abierto para cualquiera, aunque no exista un principio de reciprocidad entre países”.
En este nuevo escenario, la francesa EDF, participada mayoritariamente por el Gobierno (87%), aparece como el principal candidato para protagonizar algún movimiento en el mercado español. Descartada Endesa, por la que pujan Acciona-E.ON-Enel, su interés pasaría, en un orden lógico, primero por Iberdrola -sin accionista de referencia- y luego por Fenosa -controlada por la constructora ACS con un 40%-.
De hecho, el actual pulso que mantiene el consejo de administración de Iberdrola, liderado por su presidente Ignacio Sánchez-Galán, con ACS, accionista de la eléctrica con un 10% hostil, podría desembocar en una candidatura de EDF como caballero blanco. De esta manera, la francesa desequilibraría definitivamente el duelo existente y consumaría su irrupción en el mercado español de manera amistosa.
En una posición netamente compradora está también la alemana RWE. Con una caja de 25.000 millones de euros, su consejero delegado, Harry Roels, que mantenía que “el sobrecalentamiento actual del mercado de adquisiciones, con valoraciones de compañías excepcionalmente altas, ofrece muy pocas oportunidades atractivas”, fue destituido hace dos semanas por su escaso interés en salir de compras y emular así a su competidora nacional E.On.
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