La alianza estratégica que acaban de firmar los presidentes Bush y Lula para la producción de biocombustibles despertó aquí distintas reacciones. La primera es la pregunta de por qué el presidente Kirchner no logró sumar a la Argentina a esa alianza.
Esto ocurre en un mundo en el que se habla de la "diplomacia del etanol", que surgió en función de reemplazar los combustibles fósiles como el petróleo, que no son renovables, por otros que se producen a partir de vegetales como la soja y el maíz y que son renovables. Argentina tiene un rol para jugar. Por de pronto, la nueva Ley de Hidrocarburos contempla la producción de biocombustibles. Es que siendo el mayor exportador de aceite vegetal del planeta, las chances del país son enormes.
Del lado de los defensores de este desarrollo, el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina, dijo a Clarín que Argentina debe promover el libre comercio de los biocombustibles. El 90% del etanol que se produce en la Argentina —160.000 toneladas anuales— sale de la caña de azúcar. Detrás de la histórica rivalidad con la industria azucarera brasileña, hasta el momento, el país no produce bioetanol (que proviene de fuentes renovables) para usos combustibles, sino para bebidas, cosmética, agroquímicos y sustitutivos de la alcoquímica, entre otros.
Pero así como el venezolano Hugo Chávez criticó el plan de producción de biocombustibles en tierras sudamericanas para abastecer la demanda energética de los estadounidenses, también en Argentina hay voces que se oponen. El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Enrique Martínez, lanzó una advertencia este fin de semana de que "no" era "conveniente para el país" producir etanol a partir del maíz. "Para la Argentina (el bioetanol) solamente puede ser pensando como algo positivo si se lo mira microeconómicamente desde un empresario que tiene algunas miles de hectáreas o de otro empresario que está dispuesto a poner una destilería y fabricar etanol para exportar. Pero en todos los otros aspectos debería ser muy meditado y hasta seguramente cuestionado", dijo. Martínez sostuvo a su vez que la producción de etanol a partir del maíz interfiere muy negativamente en la producción de alimentos. "
El etanol surgió para sustituir a un oxigenante (el MTBE) altamente contaminante. El etanol se saca del almidón del maíz, que no es absorbido por los animales, a los que se les da la proteína del grano. Es tendencioso decir que no habrá alimentos para el ganado por la producción de etanol, porque se le dará proteína en forma de concentrados, como vitaminas", señaló por su parte Roberto Aguirre, del Greenpampas Etanol Project, quien no duda al exponer un abanico de ventajas argentinas para lograr un espacio "con bajos costos tecnológicos", en el mundo del "agrobusiness energético", algo así como el negocio del agro en el campo de la energía.
Source: El Clarín
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