Venezuela, un gigante basado en el petróleo


Quinto exportador mundial de petróleo, Venezuela es un frágil coloso que se sustenta en la abundancia del preciado oro negro que yace en su subsuelo, pero que contribuye en forma muy limitada a su desarrollo económico.

"Una economía de rentista, vinculada a un comercio que además es volátil como el mercado petrolero es extremadamente vulnerable", explicó Pedro Palma, economista de la consultoría MetroEconomia, que tiene entre sus clientes a las mayores empresas del país.

La producción petrolera, que se eleva oficialmente a más de tres millones de barriles diarios, constituye el 90% de las exportaciones y representa la mitad de los ingresos del Estado, lo que le asegura el 80% de un crecimiento impulsado por la disparada de las cotizaciones del crudo.

Los especialistas conceden poco crédito a la recuperación de la economía en 2004, con una tasa de crecimiento del 17,3%, seguida de 9,3% en 2005, tras la recesión de 2003 originada en una huelga general lanzada contra el presidente, Hugo Chávez, candidato a la reelección.

Los ingresos petroleros sirven principalmente para financiar los programas de préstamos del régimen (8.000 millones de dólares en créditos en 2006) y su diplomacia a favor de los países hostiles a Washington.

Sin embargo, esto no ha permitido que el país, que importa la casi totalidad de sus bienes manufacturados y alimentos, pueda romper su dependencia del petróleo y ni siquiera de Washington.

Más allá del discurso antiimperialista del presidente, el intercambio comercial de Venezuela y Estados Unidos alcanza 42.000 millones de dólares (2006) -la mitad del volumen de comercio del país caribeño- muestra que las relaciones siguen siendo buenas, según la cámara de Comercio Estados Unidos-Venezuela (Venamcham).

"Los ingresos petroleros no son utilizados para crear un parque productivo diversificado y competitivo", lamenta Palma, al describir un consumo artificial que se ha convertido en la "locomotora loca de la economía".

Productor de cacao y de café hasta el siglo XIX, Venezuela, que alberga las reservas de hidrocarburos más grandes de Sudamérica, se ha convertido a partir de los años 20 en uno de los principales exportadores de crudo.

El gobierno busca alimentar el optimismo con el anuncio de perspectivas favorables, como un crecimiento de 6% para 2007, el mantenimiento de la inflación por debajo del 11% y el desempleo de un dígito.

La pobreza afecta a casi la mitad de la población, según expertos, por más que el gobierno anuncie una tasa oficial de 33%, de las que se excluyen los beneficiarios de sus programas sociales.

El 10% más rico de los venezolanos se reparte la tercera parte de los ingresos, y el 10% más pobre, menos del 1%, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Los trabajos realizados para el tren metropolitano o las vías férreas no logran ocultar el estado desastroso de las carreteras o el déficit evidente de viviendas en la capital, convertida en cementerio de edificios inconclusos.

Deplorando la "ausencia de una alternativa al gasto social", Alberto Quiroz Corradi, un experto petrolero interrogado por la AFP, estima sin embargo "peligroso no utilizar el petróleo para crear riqueza".

El analista confiesa también su inquietud después del "cambio de las reglas de juego impuesto" por las autoridades a las multinacionales petroleras, al obligarlas a firmar en 2006 contratos de explotación menos favorables para ellas. "No hay seguridad jurídica alguna en el país", subrayó.

Por otra parte, Venezuela no se puede dar el lujo de desdeñar las inversiones extranjeras necesarias para explotar su petróleo pesado y viscoso, cuya extracción y refinado requieren una tecnología muy costosa.

invertia

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