A Pizarro, presidente de Endesa, siguen sorprendiéndole gratamente los pequeños accionistas de la eléctrica. Ya ha contado varias veces en alguna de sus comparecencias públicas las numerosas cartas y llamadas de teléfono que recibe de ellos dándole ánimos para que resista la tremenda embestida que ha recibido de La Caixa, Gas Natural y el propio Gobierno.
Sin embargo, para anécdotas la que le sucedió hace bien poco. Y en Cataluña, feudo de La Caixa. Resulta que unos días antes de que tuviera lugar un evento organizado por la Fundación Endesa, que se dedica a financiar la iluminación de catedrales, iglesias y castillos, recibió una llamada de sus huestes desde la localidad catalana que acogía el acto. Había un problema: el encargado de mantenimiento, que tenía que tener todo en orden para esa inauguración, alertaba de que iba a ser imposible terminar a tiempo. “No llegamos”, dijo sin dudar. Quería retrasar el evento unos días.
Triste contratiempo para Pizarro, que tenía pensado asistir a la fiesta. “Dígale que tengo una agenda muy cargada y que no se puede aplazar”, contestó el aragonés de buenas maneras. De vuelta al aguerrido empleado, le dijeron que tenía que ser ese día, que lo entendiera, que hiciera un esfuerzo, que el presidente de Endesa, don Manuel Pizarro, iba a asistir a la inauguración y que no podía cambiarse el día.
“¿Manuel Pizarro?”, gritó el humilde encargado. “¿Manuel Pizarro dice usted? ¿El presidente de Endesa va a venir?” preguntó alarmado. “Sí, sí, el señor Pizarro va a presidir el acto”, le contestaron. “Dígale que no hay problema. Estará todo arreglado para el día señalado”, señaló rotundo. En Endesa, sorprendidos, le preguntaron: “Pero, señor, ¿es que conoce usted al señor Pizarro?”. “¿Que si lo conozco?”, dijo él. “¿Qué si lo conozco? ¡De 18 a 32! ¡Mis acciones han pasado de 18 a 32 euros! Ese hombre es un fenómeno”, sentenció mientras se marchaba a trabajar.
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El nuevo héroe español: Don Manuel Pizarro Moreno
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