En las calles de Aberdeen, la capital petrolera del mar Norte, nada sugiere una crisis; al contrario, el negocio bulle en la ciudad portuaria de las tierras altas de Escocia. En palabras de Malcolm Webb, el director de la patronal petrolera, “los trabajadores gozan de pleno empleo y salarios récord; los contratistas se ven desbordados por la carga de trabajo; las petroleras obtienen pingües beneficios gracias a los elevados precios del petróleo, y el fisco recoge un montón de dinero en impuestos”.
Pero tras esa apariencia de “buena salud”, explica Webb, se oculta “una seria amenaza”, ya que la producción de petróleo del mar del Norte está cayendo en picado.
Máximo
El bombeo en esta inhóspita región alcanzó su cénit en 1999, con una media de casi 6 millones de barriles al día (mb/d) –equivalente al consumo conjunto de Alemania, Francia y España–. Desde entonces hasta este año la producción ha caído un 26%, hasta 4,4 mb/d –un descenso de más 1,5 mb/d, justo lo que consume España–.
Las últimas cifras sugieren que la caída se está acelerando. “La tasa de agotamiento de los yacimientos es mayor de lo anticipado”, dice Paul Horsnell, jefe de materias primas de Barclays Capital en Londres. Algunos yacimientos presentan caídas de hasta el 25% anual.
El descenso es especialmente preocupante para Europa, ya que los yacimientos de esa región son la principal fuente de garantía de abastecimiento frente a la inestabilidad de Oriente Medio y Rusia. Su crudo, además, es muy apreciado por las refinerías europeas, debido a su alta calidad y bajo contenido en azufre, lo que lo convierten en ideal para destilar gasolina.
Dependencia
Ahora, a medida que el mar del Norte se agote, “la dependencia energética de Europa aumentará considerablemente”, dice Mike Tholen, economista jefe de la Asociación británica de operadores de petróleo en alta mar (UKOOA).
En el sector británico –el mar del Norte cuenta, además, con sectores noruego, danés, holandés y germano– la caída es especialmente abrupta. Este año ha bajado hasta una media de 1,5 mb/d, lo que representa un mínimo de 28 años, y un descenso del 50% desde el máximo de 1999 de casi 3 mb/d. “La época dorada del mar del Norte es historia”, dice Alexander Kemp, profesor de Economía del Petróleo en la Universidad de Aberdeen.
El paradigma del ocaso en el sector británico es el yacimiento Brent, que da nombre a la variedad de petróleo que sirve de precio de referencia en Europa. Hoy apenas bombea 20.000 b/d, lejos de los casi 500.000 b/d de 1990. Tanto ha caído que la referencia del mercado, pese a que sigue conociéndose como Brent, es ahora una mezcla de los crudos Brent, Forties y Oseberg.
Los expertos creen que la producción noruega, que sólo ha perdido 500.000 b/d desde su máximo, acelerará su descenso en los próximos años, siguiendo la misma trayectoria que la de Reino Unido.
Perforaciones
“En los últimos años no ha habido grandes descubrimientos, por lo que sólo hay un camino: hacia abajo”, añade Horsnell. De hecho, los datos de UKOOA indican que este año, pese al máximo histórico del precio del petróleo, se perforarán menos pozos de exploración que el año pasado. No obstante, Tholen confía en que la tasa de agotamiento se frene desde el 10% al 11% de los tres últimos años hasta alrededor del 5%.
El otro gran problema de la industria es que los yacimientos que se descubren son cada vez más pequeños —alrededor de 20 millones de barriles en reservas— frente a los 400-500 millones de barriles en los setenta y ochenta. “El menor tamaño implica que hay que desarrollar más campos para lograr un impacto en los niveles de producción y los costes también son más altos”, dice Kemp, quien calcula que las petroleras tienen ahora que poner en producción un yacimiento cada 2 ó 3 semanas. “Eso es un desafío gigantesco”, dice, para “sólo frenar algo la caída. Nadie habla de aumentar la producción en el futuro”.
En ese panorama, es sorprendente que la industria viva un auge. La aparente dicotomía se explica por la falta de inversión en los noventa, cuando el petróleo cotizó en 15 dólares, que ha dejado a la industria falta de recursos, desde materiales a humanos.
Con los precios ahora al alza, las compañías se han apresurado a invertir. Y el resultado es que hoy es imposible encontrar un ingeniero, un geólogo o un capataz en paro en Aberdeen —la tasa de desempleo en la ciudad es inferior al 2%—, o que contratar un pozo de perforación cueste ahora mismo seis veces más que hace tres años.
Precios
Pese a la inflación de costes y a que se extrae menos crudo, las petroleras están compensando el impacto gracias a los altos precios, y eso mantiene viva la industria.
El máximo responsable de la política energética en Reino Unido, Malcolm Wicks, reconoció que el mar del Norte se enfrenta a un enorme “desafío” pese a las sonrientes caras que le escuchaban en la reciente conferencia anual de petróleo de Aberdeen. Entre estos problemas, Wicks citó “el envejecimiento de las infraestructuras” tras más de 30 años de explotación, “la tasa de
agotamiento de los pozos”, y “el incremento de los costes”.
Aun así, Wicks rechazó que la región se enfrente a su ocaso. Otros no son tan optimistas. “Nuestra dependencia de la OPEP aumentará”, asegura Kemp.“El centro de gravedad” del petróleo está en Oriente Medio, añade, pese a que el mar del Norte, logró entre 1975 y 1985, desplazarlo un poco hacia Europea. "Pero eso ya es historia pasada", concluye.
expansion
Pero tras esa apariencia de “buena salud”, explica Webb, se oculta “una seria amenaza”, ya que la producción de petróleo del mar del Norte está cayendo en picado.
Máximo
El bombeo en esta inhóspita región alcanzó su cénit en 1999, con una media de casi 6 millones de barriles al día (mb/d) –equivalente al consumo conjunto de Alemania, Francia y España–. Desde entonces hasta este año la producción ha caído un 26%, hasta 4,4 mb/d –un descenso de más 1,5 mb/d, justo lo que consume España–.
Las últimas cifras sugieren que la caída se está acelerando. “La tasa de agotamiento de los yacimientos es mayor de lo anticipado”, dice Paul Horsnell, jefe de materias primas de Barclays Capital en Londres. Algunos yacimientos presentan caídas de hasta el 25% anual.
El descenso es especialmente preocupante para Europa, ya que los yacimientos de esa región son la principal fuente de garantía de abastecimiento frente a la inestabilidad de Oriente Medio y Rusia. Su crudo, además, es muy apreciado por las refinerías europeas, debido a su alta calidad y bajo contenido en azufre, lo que lo convierten en ideal para destilar gasolina.
Dependencia
Ahora, a medida que el mar del Norte se agote, “la dependencia energética de Europa aumentará considerablemente”, dice Mike Tholen, economista jefe de la Asociación británica de operadores de petróleo en alta mar (UKOOA).
En el sector británico –el mar del Norte cuenta, además, con sectores noruego, danés, holandés y germano– la caída es especialmente abrupta. Este año ha bajado hasta una media de 1,5 mb/d, lo que representa un mínimo de 28 años, y un descenso del 50% desde el máximo de 1999 de casi 3 mb/d. “La época dorada del mar del Norte es historia”, dice Alexander Kemp, profesor de Economía del Petróleo en la Universidad de Aberdeen.
El paradigma del ocaso en el sector británico es el yacimiento Brent, que da nombre a la variedad de petróleo que sirve de precio de referencia en Europa. Hoy apenas bombea 20.000 b/d, lejos de los casi 500.000 b/d de 1990. Tanto ha caído que la referencia del mercado, pese a que sigue conociéndose como Brent, es ahora una mezcla de los crudos Brent, Forties y Oseberg.
Los expertos creen que la producción noruega, que sólo ha perdido 500.000 b/d desde su máximo, acelerará su descenso en los próximos años, siguiendo la misma trayectoria que la de Reino Unido.
Perforaciones
“En los últimos años no ha habido grandes descubrimientos, por lo que sólo hay un camino: hacia abajo”, añade Horsnell. De hecho, los datos de UKOOA indican que este año, pese al máximo histórico del precio del petróleo, se perforarán menos pozos de exploración que el año pasado. No obstante, Tholen confía en que la tasa de agotamiento se frene desde el 10% al 11% de los tres últimos años hasta alrededor del 5%.
El otro gran problema de la industria es que los yacimientos que se descubren son cada vez más pequeños —alrededor de 20 millones de barriles en reservas— frente a los 400-500 millones de barriles en los setenta y ochenta. “El menor tamaño implica que hay que desarrollar más campos para lograr un impacto en los niveles de producción y los costes también son más altos”, dice Kemp, quien calcula que las petroleras tienen ahora que poner en producción un yacimiento cada 2 ó 3 semanas. “Eso es un desafío gigantesco”, dice, para “sólo frenar algo la caída. Nadie habla de aumentar la producción en el futuro”.
En ese panorama, es sorprendente que la industria viva un auge. La aparente dicotomía se explica por la falta de inversión en los noventa, cuando el petróleo cotizó en 15 dólares, que ha dejado a la industria falta de recursos, desde materiales a humanos.
Con los precios ahora al alza, las compañías se han apresurado a invertir. Y el resultado es que hoy es imposible encontrar un ingeniero, un geólogo o un capataz en paro en Aberdeen —la tasa de desempleo en la ciudad es inferior al 2%—, o que contratar un pozo de perforación cueste ahora mismo seis veces más que hace tres años.
Precios
Pese a la inflación de costes y a que se extrae menos crudo, las petroleras están compensando el impacto gracias a los altos precios, y eso mantiene viva la industria.
El máximo responsable de la política energética en Reino Unido, Malcolm Wicks, reconoció que el mar del Norte se enfrenta a un enorme “desafío” pese a las sonrientes caras que le escuchaban en la reciente conferencia anual de petróleo de Aberdeen. Entre estos problemas, Wicks citó “el envejecimiento de las infraestructuras” tras más de 30 años de explotación, “la tasa de
agotamiento de los pozos”, y “el incremento de los costes”.
Aun así, Wicks rechazó que la región se enfrente a su ocaso. Otros no son tan optimistas. “Nuestra dependencia de la OPEP aumentará”, asegura Kemp.“El centro de gravedad” del petróleo está en Oriente Medio, añade, pese a que el mar del Norte, logró entre 1975 y 1985, desplazarlo un poco hacia Europea. "Pero eso ya es historia pasada", concluye.
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