El acuerdo sobre los grandes principios de cooperación energética alcanzado en Lahti (Finlandia) entre la Unión Europea (UE) y Rusia anuncia un duro trabajo con Moscú, que quiere ser tratado de igual a igual y hará pagar un alto precio por el acceso de los europeos a sus inmensos recursos naturales.

Al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que enumeró esos principios -"transparencia, Estado de derecho, reciprocidad, acceso al mercado, estabilidad y previsibilidad"-, el presidente ruso, Vladimir Putin, respondió que su aplicación "debía tener en cuenta los intereses de todas las partes".
Rusia otorga poca importancia al documento en el que serán inscritos esos principios, pero rechaza una relación desigual que lo reduzca al papel de simple abastecedor de materias primas.
"Nos gustaría repetir esos principios" en otras áreas además de la energía, dijo el presidente ruso, citando a "la aeronáutica, el espacio, las altas tecnologías y las biotecnologías".
Pero las palabras de Putin sobre dos proyectos que provocaron recientemente preocupación en Occidente, Sajalin 2 en Siberia oriental y Chtokman en el Mar de Barents, muestran los ejes de la política rusa: derecho de inventario sobre los contratos firmados en la era Yeltsin por una Rusia debilitada y dependiente de la ayuda extranjera, e ingreso en el mercado europeo de la distribución.
Sobre Sajalin 2, donde se reexamina la licencia otorgada al operador anglo-holandés Shell, Putin subrayó que la inflación continua de los costos había privado a Rusia de beneficios mientras el petróleo es extraído desde hace tiempo.
En cuanto al inmenso yacimiento gasífero de Chtokman, que el gigante ruso Gazprom decidió desarrollar sin socios extranjeros, Putin invocó la ausencia de "activos interesantes" ofrecidos en contrapartida por las compañías occidentales.
Por otra parte, las empresas rusas, con las cuales el Kremlin reestableció una influencia directa o indirecta, demostraron en los últimos tiempos sus ambiciones en los mercados internacionales.
Gazprom ya no oculta su intención de desembarcar en el mercado europeo de la distribución de gas, aprovechando la liberalización que puso fin a los antiguos monopolios nacionales, públicos o privados.
En los otros sectores mencionados por Putin, la aeronáutica está en la vanguardia, porque un banco ruso de capitales estatales adquirió días atrás el 5% de EADS, la casa matriz de Airbus, y ya dijo que buscará aumentar su participación hasta lograr una minoría de bloqueo.
En Lahti, las declaraciones públicas fueron conciliadoras. "A un problema común, una solución común", dijo Putin de la energía, retomando una fórmula utilizada por el presidente francés, Jacques Chirac.
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