ESPAÑA: LA META DE ZAPATERO Y PIZARRO

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de Endesa, Manuel Pizarro, tienen un objetivo: deben buscar una salida al embrollo montado con las opa de Gas Natural y la alemana E.ON por la eléctrica Endesa.
La suspensión cautelar del Tribunal Supremo de la aprobación de la opa de Gas Natural sobre Endesa paraliza las dos ofertas. Los accionistas tendrán que esperar entre seis meses y dos años para que una de ellas se materialice. Gas Natural ofrece 21,3 euros por acción, y E.ON, 27,5 euros. Cuando en septiembre, Gas Natural lanzó la opa, la acción de Endesa no llegaba a los 19 euros. Luego, los títulos de la eléctrica rozaron los 30 euros.
¿Quién pagará el precio por los proyectos y los sueños rotos de los pequeños propietarios de Endesa? Ni Zapatero ni Pizarro, por muy distintos motivos, pueden permitirse que los 811.000 accionistas minoritarios de Endesa se queden sin su oferta. Y, dentro de dos años, es inimaginable cualquiera de ellas.
Tampoco es fácil que los otros 430 grandes accionistas, que controlan el 72% del capital, se conformen. A Pizarro, aparente triunfador de la batalla en estos momentos, puede volvérsele la situación en contra si los estadounidenses que él ha mencionado a menudo, y los accionistas minoritarios, deciden preguntarse si su actitud belicosa ha sido por defender a los accionistas o por defender su sillón. La cúpula de Endesa está dispuesta a pactar, siempre que sea con una salida digna para la eléctrica. Que no se diga que por ellos no ha sido.
En el otro lado, Zapatero ha transmitido la orden de que el asunto se arregle. Su prestigio quedó comprometido cuando recibió en La Moncloa al presidente y consejero delegado de E.ON, Wulf Bernotat. Algo que no tiene precedente.
A José Montilla, ministro de Industria, le pasa lo que a Zapatero y a su asesor económico, Miguel Sebastián. No le gusta cómo han reaccionado los alemanes de E.ON a sus peticiones. Desearían quitarles del medio, pero no saben cómo. Y Solbes no está por la labor de sacarles las castañas del fuego.

CON ESTE panorama, es lógico que, desde el Gobierno, Gas Natural --que ya sólo busca salvar la honra-- y Endesa se apliquen en la búsqueda de una solución. Pero el asunto no pinta bien. En las citas entre Pizarro y Sebastián, el asesor económico del Gobierno --cerebro de la Moncloa que ha avalado los grandes asaltos a las empresas privadas, como BBVA, Endesa o Unión Fenosa--, las cosas no han ido bien. Tampoco mal del todo.
Pizarro y el consejero delegado de la eléctrica, Rafael Miranda, terminarán por aceptar una charla con Ricard Fornesa o Isidre Fainé, máximos directivos de La Caixa, pero tras propinarles el correspondiente sufrimiento y castigo. Para los de Endesa, las cosas solo son irrecuperables con Ignacio Sánchez Galán, presidente y consejero delegado de Iberdrola, el más malvado de la película, según la lectura de la eléctrica.
La cuestión ahora no es un asunto interno, de amiguetes del sector energético. Zapatero y Pizarro comparten objetivo en común, aunque trabajen por separado, para convencer a los alemanes de E.ON y al Gobierno de Angela Merkel de que acepten una solución. Zapatero quiere que se vayan; Pizarro sueña con una fusión entre iguales.

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